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ABC Cultural

Así entrenó España a sus «Reyes-soldado» para el combate: la Princesa Leonor frente a la historia

Desde Alfonso XII hasta Felipe VI, los Borbones han recibido una dura instrucción en los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, incluso cuando estaban en el exilio o en los periodos republicanos

El olvidado héroe que salvó la vida al primer Borbón en plena batalla y cambió la historia de España

Los últimos Príncipes de Asturias, durante su formación militar, junto a la Princesa Leonor ABC

Israel Viana

Madrid

Ni siquiera en los periodos republicanos de la historia de España se ha renegado de la formación militar de nuestros reyes. Da igual que estos se encontraran en el exilio, como ocurrió con el trastatarabuelo de la Princesa Leonor. A punto de cumplir 11 años, Alfonso XII tuvo que abandonar el país cuando la Revolución Gloriosa de 1868 acabó con el Reinado de su madre, Isabel II, y dio inicio al Sexenio Democrático. La exreina se estableció junto a sus hijos en París, donde el Príncipe fue matriculado, en primer lugar, en el elitista colegio Stanislas para formarse en política.

En 1870 viajó a Roma para recibir la primera comunión de Pío IX, pero su madre no logró que el Papa reconociese públicamente a los Borbones como los legítimos depositarios de los derechos al trono español. A pesar de ello, la exreina estaba convencida de que la dinastía volvería a reinar y siguió empeñada en formar a su hijo. En aquel momento, además, sus partidarios se convencieron de que la tan deseada restauración solo se produciría si Isabel II abdicaba en Alfonso, lo que finalmente hizo en junio de ese mismo año.

La Familia Real se trasladó entonces a Ginebra, donde se ideó un programa para Alfonso en el que se prestó especial atención a su formación humanística, en derecho constitucional, en gimnasia y en cultura. Y, cuando Antonio Cánovas del Castillo fue nombrado jefe de la causa dinástica alfonsina en agosto de 1873, durante la Primera República, decidió que había llegado el momento de que el Príncipe comenzara su formación militar y «dejara de ser un colegial». Exactamente lo mismo que anunció este martes la ministra de Defensa, Margarita Robles, con respecto a Doña Leonor.

La actual Princesa de Asturias seguirá los pasos de Alfonso XII y de todos los Reyes de España, pero sobre todo, los de su padre, Felipe VI, durante los tres próximos cursos en las academias del Ejército de Tierra, Mar y Aire. La Heredera, que concluye su segundo y último año de bachillerato internacional en el UWC Atlantic College de Gales a finales de mayo, se incorporará en la segunda quincena de agosto a la Academia General Militar de Zaragoza, donde ingresará con el empleo de dama-cadete hasta la protocolaria jura de bandera, después de la cual se incorporará al segundo año de enseñanza de oficiales.

La Princesa Leonor

Tras el campamento de acogida de dos semanas y la primera fase de instrucción y adiestramiento –unas siete semanas–, la Princesa recibirá formación física y militar básica, así como nociones en topografía, armamento, liderazgo, táctica y logística, fundamentos de administración de empresas, ingeniería de medio ambiente, matemáticas, física y química.

A buen seguro, ese año le servirá a la Princesa de Asturias para conocer también diferentes unidades militares del Ejército de Tierra y, al curso siguiente (2024-2025), se desplazará a la Escuela Naval Militar de Marín, en Pontevedra, donde asistirá al tercer curso. Con el empleo de guardiamarina, se embarcará después en el Juan Sebastián de Elcano, «tal y como hiciera su padre». Lo mismo hizo el actual Rey entre 1985 y 1986, quien ya recibió en el mismo buque lecciones en navegación a vela y uso de aparejos e instrumentos de navegación, como el astrolabio, para hacerse a las duras condiciones de vida en el mar.

En su tercer y último año de formación castrense, entre 2025 y 2026, Doña Leonor acudirá como alférez alumna a la Academia General del Aire y del Espacio de San Javier (Murcia), donde recibirá enseñanzas correspondientes al cuarto curso de oficiales. En la misma institución, Felipe VI aprendió a pilotar helicópteros. A la Princesa de Asturias le tocaría instruirse con el EC-135. «La experiencia adquirida por S.M. el Rey durante su paso por las academias es un antecedente valioso para considerar ajustado que la formación militar de la Princesa de Asturias tenga una duración también de tres cursos académicos, uno por cada Ejército y la Armada», subraya la Casa Real en un comunicado.

Alfonso XII, en una fotografía de 1870

Alfonso XII

El objetivo de Cánovas del Castillo en 1873 fue convertir al futuro Alfonso XII en un «Rey-soldado», porque «hay que darles a todos los militares honrados la esperanza de que en adelante y tan pronto como don Alfonso esté en España, tendrá en él un verdadero jefe y que bajo él servirá a la Patria», le explicó por carta a Isabel II. Así, en octubre de 1974, cuando faltaban dos meses para que acabara la Primera República, el Príncipe de 17 años fue enviado a la Real Academia Militar de Sandhurst, en Gran Bretaña.

«Don Alfonso ha estado ya demasiado tiempo en Austria para que no convenga cuanto antes trasladarlo a un país donde haya más tradiciones constitucionales», comentaba Cánovas del Castillo en la misma carta, muy atento siempre a la educación del futuro monarca con la supervisión del duque de Sesto. El historiador Ramón Villares se refirió así al paso del Príncipe por la academia de Sandhurst: «Adquirió un dominio de las lenguas y un regular conocimiento de la historia europea, así como de algunos de los teóricos políticos más apreciados en la época, como Walter Bagehot y Benjamin Constant [...]. Lo más novedoso es que fue el primer monarca de la España moderna que había sido educado casi enteramente en el exilio, sin pompa ni etiqueta».

Alfonso XIII

La educación del hijo póstumo de este, Alfonso XIII, comenzó poco antes de que cumpliera los ocho años. Lo primero que llama la atención es que fue encomendada, casi de forma exclusiva, a militares: estuvieron al frente de ella un general de Artillería, José Sanchiz, y otro de Marina, Patricio Aguirre de Tejada. Como segundo escalón, dos comandantes, Juan Loriga, de Artillería, y Miguel González de Castejón, del Estado Mayor. Los dos primeros figuraban como jefes de estudios y los dos siguientes como profesores de matemáticas y estudios generales. «Era habitual en la Europa de la época y lo siguió siendo incluso para el nieto de Alfonso XIII», apunta Javier Tusell en 'Alfonso XIII. El rey polémico' (Taurus, 2012).

Este se levantaba todos los días a las 7.30 y recibía clases de equitación en el monte de El Pardo. Volvía siempre a la hora del té, lo que demuestra que la influencia británica de su Reinado fue anterior a sus años de matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg. Continuaba después sus estudios por la tarde y se prolongaban hasta la noche, siempre en solitario, salvo en la formación castrense, que en aquel momento realizaba tres días por semana con otros siete niños de familias conocidas. Según algunos historiadores, esta fue autoritaria, clerical, antigua, muy represiva y escasa.

Cuando cumplió los 12, se produjeron cambios en sus horarios y, antes de comer, hacía ejercicios de gimnasia y tres veces a la semana daba lecciones de esgrima o llevaba a cabo prácticas de instrucción militar con niños de su edad, todos ellos hijos de aristócratas, que utilizaban fusiles de menor tamaño que los reglamentarios. Su formación militar continuó y se intensificó a finales de 1898, en un momento en que se estaba discutiendo la paz de París que liquidó el Imperio colonial español, y siguió los pasos de la de su padre.

Don Juan Carlos, durante la instrucción militar en la Academia General Militar de Zaragoza, en 1955

Juan Carlos I

Tras el lapso de su padre, Don Juan de Borbón, que no llegó a reinar por la proclamación de la Segunda República y los casi cuarenta años de dictadura de Franco, Don Juan Carlos fue finalmente el heredero. El 12 de diciembre de 1959, recibió los despachos de la Academia Militar y concluía sus estudios militares tras «cuatro largos años de esfuerzos y sacrificios», apuntaba ABC en su día. «Una suave luz, delgada como un cuchillo, se desprendía del cielo. Al fondo se alzaba solemnemente la colina de San Gregorio, y las cúpulas del Pilar parecían perlas grises sobre la limpia garganta del Ebro», escribió por su parte Luis María Ansón en este diario.

Bajo aquella atmósfera, el ministro del Ejército franquista, Antonio Barroso, entregó a Don Juan Carlos el despacho de teniente de Infantería; el almirante Antúnez, el de alférez de navío, y el general Lacalle, el de teniente del Arma de Aviación. Dos días antes de abandonar la Academia, los compañeros de promoción le organizaron una emocionante despedida. «Abrazado, apretujado, levantado a hombros, ensordecido por los aplausos, pudo comprobar la huella profunda, imborrable, que ha dejado entre los que han sido sus compañeros en el áspero ejercicio de la vida militar», podía leerse en la misma crónica.

En ese mismo escenario había jurado la bandera española cuatro años antes, la misma que su bisabuela, la Reina María Cristina, había bordado con sus propias manos. En aquella ocasión, el todavía Príncipe envió a su padre, Don Juan de Borbón, el siguiente telegrama: «Ante mi bandera, he prometido a España ser un perfecto soldado, y con emoción tremenda, te juro que cumpliré lo dicho».

Durante su formación militar, el Rey practicó diversas disciplinas que le llevaron a dar la vuelta al mundo a bordo del Juan Sebastián Elcano, junto a sus compañeros guardiamarinas, y a instalarse en Murcia en la Academia de San Javier dentro de su formación en el Ejército del Aire. Aquel periodo de instrucción le marcó tanto que, en 2005, vestido con el uniforme de Capitán General del Ejército de Tierra, aprovechó la conmemoración de las bodas de oro de su promoción para renovar el juramento «con la misma ilusión que hace 50 años».

Felipe VI

Finalmente, Felipe VI, a quien Don Juan Carlos le dedicó estas palabras en el pasado: «Felipe es una bendición del cielo y una persona encantadora. Está muy preparado, yo diría que de los príncipes de Asturias es el mejor preparado que ha habido hasta ahora». El Rey Emérito hablaba de la educación militar de su hijo, que fue la misma que va a recibir su nieta, que se diseñó con el objetivo de que ambos pudieran afrontar su responsabilidad histórica.

Felipe VI empezó su formación militar en 1985 y empleó también tres años. En ese tiempo, el Gobierno de Felipe González se encargó de que viéramos imágenes del futuro Rey como si fuera uno más. En la cotidianeidad del recluta, del cadete, del soldado Borbón. Antes había cursado EGB y BUP en el Colegio Santa María de los Rosales, en Aravaca, el mismo al que acudió la Princesa Leonor y al que acude la Infanta Sofía. Después, los Reyes decidieron que completara sus estudios en el prestigioso Lakefield College de Ontario.

Fue a su regresó de Canadá cuando Felipe comenzó la formación castrense, pasando por cada una de las tres academias militares. El príncipe Felipe, sin embargo, ya se había vestido de militar en 1977, cuando, a la edad de nueve años, firmó el documento de filiación básica de adiestramiento en las filas del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey Número 1, el más antiguo del Ejército, en cuyas filas también estuvo en su día Alfonso XII. En un emotivo discurso, Don Juan Carlos le comentó: «Felipe, tienes que ser un buen soldado, el mejor, el más abnegado, el más sobrio. Hoy es un gran día para ti».

Su primer destino fue la Academia Militar de Zaragoza. El 11 de octubre de 1985 juró la misma bandera de la Reina María Cristina. En septiembre de 1986 ingresó en la Academia Naval Militar de Marín y, a los cuatro meses, embarcó en el Juan Sebastián Elcano, que daba su sexta vuelta al mundo. Los patrones se repetían. A bordo de este, él mismo se tomó una fotografía histórica, con su padre y su abuelo. Tres generaciones que habían pasado por el buque-escuela.

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