José M. de Areilza - Monnet&Co.
La derrota de Hartlepool
Boris Johnson es un fantástico contendiente electoral que comunica energía y da buenas noticias

Las elecciones locales en el Reino Unido han vuelto a confirmar la popularidad de Boris Johnson, a pesar de las consecuencias negativas del Brexit y de las investigaciones sobre donaciones poco transparentes para redecorar su residencia oficial. Tal vez el resultado más significativo de la ... jornada ha sido el que arroja la votación especial en la que se elegía un representante en los Comunes por el distrito de Hartlepool. Se trata de una de las zonas más deprimidas del noroeste de Inglaterra, un feudo laborista durante los últimos sesenta y dos años, que por primera vez ha preferido al candidato conservador.
La región se resiente de las pérdidas de empleos industriales y el descenso de la inversión en servicios públicos. Pero la mayoría de votantes no culpa al gobierno de Johnson, sino que lo prefiere para gestionar los enormes retos del post-Brexit. El éxito de la eficaz campaña de vacunación sin duda ha tenido que ver. Boris es sobre todo un fantástico contendiente electoral, que comunica energía, da buenas noticias, pulsa la tecla patriótica y se muestra cercano al ciudadano de a pie. Cada vez más votantes de clase obrera se hacen conservadores.
Otro factor principal de la derrota de Hartlepool es la falta de claridad en el mensaje central del laborismo. Hace un año, Sir Keir Starmer, abogado especializado en derechos humanos, sustituyó al nefasto Jeremy Corbyn, un dinosaurio izquierdista que hizo mucho daño al partido y al conjunto del país con su tibieza ante el Brexit. Pero Starmer no ha encontrado la manera de conectar con los votantes y, en medio de las incertidumbres, trasladarles optimismo ante el futuro, como lo hace su rival. El laborista ha tenido que rebajar su europeísmo acendrado y aceptar que poco puede hacer frente a la desconexión del continente. Incluso ha prometido que si gobierna negociaría mejoras en el acuerdo de libre comercio con la UE, lleno de carencias, pero no recuperaría la libre circulación de trabajadores. El partido conservador gobierna además con un programa económico que podría firmar Starmer, paralizado ante la pérdida de sus votantes más tradicionales.
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